sábado, 9 de mayo de 2015

  1. De la mano de este numeroso grupo de cuerda y voces masculinas, que dirige el Maestro Jesús Rodríguez Guerrero, “A CONTRA LUZ”, disfrutamos de un concierto más, con una presentación amena y distendida, en el Centro Cultural Eduardo Úrculo, a sumar en su nómina de actos solidarios, con voces como la del tenor Ángel Luís García Ordóñez "Tonillo". El recital se basa en la música latinoamericana, que alterna con obras de la lírica española del primer tercio del siglo XX, con piezas estrictamente instrumentales. En la primera parte nos llevan de viaje por Latinoamérica, con “Lamento Borincano” de Rafael Hernández Martín, que se convirtió en la madre de la canción protesta, para seguir por Venezuela, como si estuviéramos “Pasillaneando”, en la voz de José La Riva Contreras, siguiendo entre otros, con mi Viejo San Juan. En la segunda parte es la música española la protagonista, que se inicia con el “Viva el pasodoble”, acompañados por las bailaoras Sofía Martín y Virginia Sánchez. destacando además la interpretación magistral de la Jota de la Dolores, de Tomás Bretón, con las voces de Rafael Lledó y Enrique Bustos. Nos sorprende, como siempre, la ductilidad de Jesús Rodríguez Guerrero, que alterna con eficacia la dirección del Grupo y la interpretación personal de distintos instrumentos autóctonos. Un placer para los sentidos.

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  2. DOS AFORISMOS Pensar es un placer, del que sólo pueden disfrutar los hombres que saben comprender a aquellos que no piensan. Pensar es divertido, nos hace infelices pero sabios.

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  3. Estaba allí, como recién llegado de un viaje “ en tren por supuesto”, con su cronómetro en la mano para que no se le escapase el tiempo. Rodeado de amigos y poetas, artistas todos esperando su discurso, seguro y decidido. erudito consciente y punzante a veces. Presidía el acto Juan Van-Halen, Presidente de la AEAE,. Asociación de Escritores y Artistas Españoles Enrique Gracia Trinidad, como si quesera oponerse a ese “Sic transiit gloria mundi”, a la brevedad de la vida, hizo de mantenedor del acto con un discurso brillante, elocuente, y a veces punzante, bajo la atenta mirada de Ángela Reyes. Los poemas de Juan Ruiz de Torres, en las voces de Elena Ruiz de Velasco, Pepa de Castañer, Jesús Cano Reyes, Enrique Valle y Alfredo Villaverde bastaron para que la magia reverdeciera en la tarde entre puso el broche, como siempre de oro, Don José López Martínez.

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  4. El

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  5. Cuando desapareció en la sombra del espejo, su vaso y su alma quedaron vacíos. Su pipa, sobre la torneada mesa de nogal autentico, daba muestras inequívocas de su cercanía. Pero ya no estaba allí. Ni siquiera de cuerpo presente. Había sido aniquilado por las ideas. En realidad era un pensamiento constante. Las ideas no eran beneficiosas sino para superponerse las unas a las otras, cautivar su hegemonía y triunfar sobre las contrarias. Cada vez lo tenía mas claro, desde su autoridad adquirida con los años sabios que la paz era la semilla del progreso, pero esto era difícil de explicar a aquéllas personas que tenían otros intereses Había dejado de ser un ciudadano que piensa, y que decide, para alcanzar la plenitud. Una papeleta. Un voto y un representador. Pero no se sentía representado por nadie. Aquéllos que le compraron su voto con promesas huecas, ahora votaban a favor de lo contrario. Sin permiso, sin piedad y sin perdón. Todas sus ilusiones eran machacadas por las “pes” del poder. Hasta su aniquilación había sido considerada poderoso en el ejercicio de la inteligencia, y sabio en la capacidad del razonamiento. Pero tenía un problema capital insoluble e irremediable. Era un producto del pasado. Además era Iratí. Alguien había decidido que su destino fuese el holocausto, solamente por haber nacido dentro de las fronteras de un pueblo rico en oro negro y pobre en alimentos. El, no había elegido su origen ni su patria, aunque estaba orgulloso de ella. El no había elegido a su gobernante sin embargo los demás no tenían escrúpulos. El no había secundado a su líder, si bien estaba al corriente de sus intenciones. Sabía que no era un santo. Pero tan poco le consideraba más tirano que a sus enemigos. Sus gafas pequeñas, transparentes y redondas, ahora junto a su pipa, ya no le servían para ver la lógica de la realidad. Como si estuviesen cargadas de hollín, dejaban a penas traslucir un horizonte negro. De nada había servido la cooperación. Poco menos el gesto, y el desarme, ahora estaba en una situación crítica. El había ordenado el desarme a su pueblo haciendo caso a los invasores. Ahora su pueblo le reclamaba a él, las armas para defenderse, porque ellos y él mismo sabían a ciencia cierta que cualquier condición era una excusa. En el fondo y muy próximamente serian aniquilados. A lo largo de sus ochenta y cinco años de vida, que intentaba contar hacia atrás, uno a uno, examinado los anillos de humo que se escapaban de su pipa, no había conocido despropósito tan colosal como aquél. Sí. Estaba dispuesto a soportarlo. A él, podrían acusarle de corrupto, de encubridor, de nazi --- de hecho ya lo habían hecho ---, pero había actuado, y nadie lo podía negar a la luz de unos postulados éticos, que podían haber estado equivocados, pero que en aquél momento los consideraba correctos legítimos, y acertados En esta ocasión no. Nadie se había dignado consultarle. Tal vez porque pensaban erróneamente los dirigentes mundiales, que su cerebro estaba tan gastado como su cuerpo. Volvían a estar equivocados como él lo estuvo tiempo atrás al no consultar con sus ancestros. Con los sabios del momento. De haberlo hecho así, nucas cosas no hubiesen ocurrido en el mundo. Los años vividos, habían agotado su poder, le habían perdonado sus deudas, enseñado a corregir sus errores, y le habían otorgado autoridad. Si le hubieran consultado a Cesar Frank, a José Tamayo, a Leonad Berstein, al propio Carter, o a él mismo, desde luego esta masacre habría sido evitada. Pero evidentemente, la sugerencia de los sabios, --- y él lo era, o por lo menos lo había sido ----, tenia solo carácter consultivo. Si hubiesen seguido sus consejos aquélla guerra absurda, sin ninguna duda, habría sido evitada. A sus ojos lejanos y miopes, los B.-52, se le antojaban pájaros de la “Lufthansa”… Iraquíes y judíos, primos tal vez, y las bombas igual de letales… Recordaba su viejo uniforme, hoy ya excesivamente estrecho para él., como su pensamiento de entonces, demasiado estrecho. La violencia, seguía imponiéndose a la palabra, como si no hubiesen pasado sesenta largos años. Resulta altamente complicado, tal vez utópico pretender que los señores de la guerra cambien de opinión, renuncien a sus intereses, y dejen de percibir cuantiosos beneficios… Es utópico pretender que piensen que una vida humana es más valiosa que todo eso… Y así no lo hemos conseguido. Tenemos lo que querían desde un principio, pues nada les importaba Ben Laden, nada les detuvo ni siquiera las deliberaciones de del Consejo de las Naciones Unidas, nada les impidió seguir adelante con su propósito de conquistar los 1650 trofeos de oro negro. Claro, cuando empezaron a quemarlos, se enfurecieron, pues ya tenían menos que ganar, y los protegieron, para no perder más… Su imaginación volaba envuelto en las volutas de humo de su pipa. Tabaco austriaco, --- había dejado prácticamente de consumir artículos americanos.---, se evaporaban seguramente en sentido contrario a los de su antiguo amigo Klark. Los de aquél hombre, aún en el poder, venian seguramente del mundo para conquistar el infierno, los suyos, por el contrario mas sosegados querían huir, destruir el infierno y asentarse en un mundo en paz… Sabía, desde hacía mucho tiempo que la beligerancia por la paz, exigía un fuerte compromiso, pero nunca violencia. Su rostro se volvió hacia el cuadro del Mahatma Gandhi, que presidia su despacho. En sus ojos reflejaba su mandato moral. Y al venerable As-Said tras ser perforado por aquélla mirada, ya no podían manipularle. Sabía que en esta matanza, los aliados no eran todos. Solo tres, pero tampoco dos Ellos habían roto todos los compromisos internacionales, todos los tratados, toda la labor a la que había dedicado su vida entera. Habían desunido a Europa y habían desposeído de su fuerza a las Naciones, que ya no estaban unidas sino profundamente separadas. Y este abismo para el venerable As-Said era insostenible e infranqueable. Habían preparado a su antojo la guerra, habían roto la paz por mil fracturas… A pesar de ser especialista en arte contemporáneo oriental, y en las lides de la guerra, el cuadro se le antojaba hueco, pero no vacío. El anciano lo miraba insistentemente para absorber el espíritu del maestro marcado en su rostro, como deseando absorberlo fervientemente y propagar su filosofía. Tal vez pudiera parecer a los ojos de un extraño, pura propaganda, pero conociéndole como yo le conocía, estoy convencido de que era mas producto del arrepentimiento y de una buena penitencia, que de cualquier ficción intencionada que pudiera achacársele. Con la mirada profunda me había expresado su opinión sobre la guerra. Para mi la misión estaba mas que cumplida… el cuadro hueco, el humo de su pipa, el tintero de sus memorias, eran mas que suficiente para realizar una crónica de guerra, un parte de guerra como se decía en el argot., Después de una hora que se me hizo un sueño inolvidable, me levanté de aquél confortable sillón con la mente en blanco, con la paz ausente y con una página para mi periódico que no sabia como empezar, pero desde luego terminaba como su saludo, con un breve --- Saalam. Algunos no saben todavía que el saludo de los árabes, también de los pertenecientes al Partido Baaz, significa “Que la paz sea contigo”. Y con aquélla paz abandoné la estancia, y es aquélla paz, la que todavía sigo esperando. A la caída de la tarde, tuve la impresión de haber conocido a un gran hombre... Posiblemente no pueda volver nunca a aquél palacio, por varios motivos diferentes: el venerable As-Said, perteneciente al mismo partido que el dictador había cambiado su foto por la del Mahatma Gandhi., y eso era intolerable. Por otra parte más tarde, ya desde las afueras, seguía viendo como se quemaba la riqueza de ese pueblo mientras como el humo denso y negro se extendía la pobreza y la miseria por todos los alrededores, y a la vez, las bombas estaban acabando con todos los tesoros de la antigua Babilonia. Entre otro aquél palacio. Nunca supe más de aquél anciano tan sabio y tan amble.

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  6. Modelando a fuego lento con las alas extendidas, cubriendo el cielo a golpe de gubia y de formón, recogiendo las esquirlas de recuerdos, modelando un futuro que no llega, con las manos negras de impaciencia, Tallando a campanadas estridentes, a bofetadas de entereza esculpiendo sueños sobre un lienzo, se duerme en el placer y se despierta luego, buscando esa ilusión que quedó atrás empañada por lo oscuro. A todos esos golpes que van tapando grietas, eliminando dudas, resolviendo enigmas, yo les canto una canción de hierro, acompasada y envolvente. A todos esos golpes que baña la niebla, yo les llamo minueto de la vida, y les pongo una clave de sol para evitar el contrapunto. Dejaré que trabaje el herrero en este yunque para poder soñar a todas horas!

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  7. 1 Cada nota le acerca más a ella… El arte no tiene marcha atrás. La guerra musical. Tercer compás. La mano Izquierda. Aquél Do sostenido la dibuja en el hori¬zonte. Es un preludio. Merece más que un silencio. Entona un Sí, y se acerca trémula. Es un silencio de redonda con encanto, tiene prisa por coronar una mirada. La voz, canta y se acerca… --- Esclava de amor, encadenada… Un paso más. Siente la necesidad de espolvo¬rear al viento un ramillete de corcheas con la mano izquierda como broche del preludio. Ella se resiste. Es un lujo re¬sistirse. Un silencio más, pero un silencio. Ella intenta retroceder, verso a verso, es la gue¬rra. El corazón la traiciona. --- De amor esclava ---, cantaba. Cada nota, un paso hacia adelante. Y al final sólo una fuga. Un sueño. Corren los años treinta.

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  8. El “FORO DE CREADORES” de Madrid, , acoge una exposición contra la intolerancia y por la libertad de expresión, - una más, porque al parecer todas son insuficientes -, en la que converge la vanguardia ideológica de la lucha por la democracia, activa y necesaria. Sus soldados se meten con humor en la cocina, se arriman a las letras, retuercen el hierro y la madera, acarician los pinceles, y elevan su voz en verso para impedir la parálisis del pensamiento. Solo cabe aplaudir esta iniciativa, y fomentarla. .

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  9. Con el fin de ver el reportaje de la segunda cadena de televisión, entré en casa precipitadamente. Era domingo. Dejé el paraguas chorreando, en el paragüero de cerámica de Talavera. Esperaba con impaciencia la tercera carta. La segunda fue una postal en la que me anunciaba que estaba de vacaciones en la playa. Pero de eso hacía ya más de cuatro meses. Una larga y penosa enfermedad había acabado con su manía, su costumbre de escribir. Luego, de la operación a vida o muerte, salió adelante. Estaba acostumbrado a sobrevivir a casi todo. Supe de él a través de un programa de televisión; un documental histórico que daba cuenta de una ajetreada vida. Una guerra incomprensible le había forzado al exilio en el país vecino. Me lo anunció en una carta. Una emocionante carta que me enraizaba en la historia. Era su primera carta. La guardé con cuidado dentro del libro “Morir por la libertad” de Eduardo Pons, un viejo socialista. Lo había adquirido en una librería clandestina años atrás. Luego hablé con él por teléfono un par de veces. Su voz era la de mi padre. Llevaba fuera más de sesenta años, pero su patria estaba aquí. También aquí estaba su familia, sus raíces y su historia. Y yo era parte de su historia futura, de su resurrección, de su supervivencia. Por eso, sin conocerlo, tenía miedo del contenido de esta tercera carta en la que a buen seguro me hablaría de él, de mi padre, de mi abuelo, de Castuera, y de otras muchas cosas perdidas en el tiempo, en la memoria y en la vergüenza. Cuando le vi en la televisión hablaba del miedo y de la guerra, de lo que sufrió y de lo que aprendió, de lo que olvidó y de lo que rezó. Entonces supe que era como mi padre. Él también había pasado por lo mismo aunque nunca quiso contarme más que algunas pinceladas. Sí, su voz, su cara y sus gestos eran los de mi padre. Lloré. No hacía dos años que había muerto mi padre de cáncer de colon, pero estaba allí, en la televisión, hablando por boca de su primo. De mi primo, del que ahora esperaba una tercera carta. En el programa de la televisión no hablaron casi nada de los horrores de la guerra, ni de las víctimas de los vencidos. También tenían miedo. Todavía tenían miedo. Pero él, mi primo, guardaba como en un cofre toda aquella historia inolvidable. Las experiencias amargas dejan un largo recuerdo. Dejan unos grandes amigos…. dejan todo. Se hacen inolvidables. Los ancianos viven el pasado de una forma memorable. - Donde vivimos aquel horror, ahora hay un gallinero - me había dicho por teléfono con resignación para anunciarme el reportaje. La gente todavía tiene miedo, y eso que ahora gobiernan los suyos... Era consciente de mi responsabilidad. Tenía que trabajar al día siguiente, y ya era tarde, pero estaba viendo a mi padre vivo, estaba viendo la historia de mi pasado, y no me podía resistir. - Cuatro horas de grabación para nada.... Así la gente nunca sabrá la verdad. Recuerdo cuando le vi, en el brazo derecho llevaba grabado a sangre y fuego un número que le habían otorgado en un campo de “refugiados”, en Polonia. Era su vergüenza y su recuerdo. A todos nos lo enseñó como si fuese una lección que la humanidad había dado en él para que nunca más se repitiese. De Polonia escapó a España. Nunca supe cómo ni cuanta vida derrochó en aquél heroico empeño. Le cogieron “los otros”, en su propio país y le llevaron a Castuera. Desde allí también huyó. Setenta y dos días para llegar a Francia y conquistar su libertad. Quería regresar a España, pero tenía miedo de que le volvieran a coger “los otros”... Noventa y cuatro años. Es una situación comprensible. Tampoco sus hijos habían querido venir a España. A mi me había invitado varias veces a visitar Europa. Decía que era una vida diferente. Había sentido profundamente la desaparición de mi padre. A él y a mi abuelo los consideraba unos héroes, y yo necesitaba saber por qué. Miré por la ventana. Ya se había cerrado la noche. Seguía lloviendo. Habían pasado sesenta y cinco años. La casa de piedra, donde ha vivido mas de sesenta años, proyecta una sombra larga al atardecer. Un sol rojizo acompaña a una asamblea de colores que pinta el Otoño con tonos crema, casi inertes, diáfanos… Junto a la puerta entreabierta una silla de enea, con respaldo de madera recio, soporta todo el peso de una vida que se resiste a su final.- El frío no puede con su chaqueta de pana. La boina negra protege su cabeza y sus ideas. Una mirada azul, intensa se escapa de sus ojos alargándose por un camino que ya a penas se ve. Es una mirada anclada en la nostalgia. Una mirada a la deriva… persigue un color ausente. Una mirada que al amanecer, mira al oeste a su querida España, desde la Francia que le acogió, y al atardecer se dirige al este, a su Amberes de adopción, Lleva unas gafas negras. Nunca se atreve a mirar al sol. Tal vez su luz bochornosa le traiga recuerdos de viejas canciones que le obligaban a cantar en sus tiempos de juventud. Mueve los dedos de las manos nervioso. A cada movimiento un nombre, una señal, tal vez un número, pero sin duda un rostro, una sombra, una vida y un recuerdo. Los agrupa de diez en diez, como en un batallón de combate. ---… Uno, siete, Tomás Bargés. ¡Presente! ---… Uno nueve, Miguel Karner… ¡Presente! ---… Uno diez, Manuel Salvadores… ¡Presente! ---… Seis cinco, Joan Pagés… ¡Presente! ---… Siete seis, Agustín Cameselle…¡Presente! ---… Diez ocho, Julio Casabona… ¡Presente! Después de cada nombre un silencio u y una lágrima. A su lado la sombra del ciprés cercano languidece ---… España limita al norte con los montes Pirineos que la separan de Francia, al este con el Mar Mediterráneo, al sur con el Estrecho de Gibraltar, y al oeste con Portugal y el océano Atlántico… ---… Al norte con los montes pirineos, con Canfranc, con el Túnel, con la libertad… Entre Castuera y la Libertad, hay una distancia de cuatro mil doscientos kilómetros… Desde el lunes, primero de Mayo de mil novecientos treinta y nueve han pasado muchos días… ---... El jueves, cuatro de enero de mil novecientos cuarenta. Seis camaradas escapamos de la muerte en Castuera. Al frente la vida, al norte la esperaza… Setenta y dos jornadas… A sesenta kilómetros por noche… en pleno invierno, mal vestidos, peor calzados. ---… Sí. Fue un camino muy extenso, a lo largo de una patria ensangrentada. Nuevamente se detiene para tomar aliento, y dirigiéndose a su imaginario compañero, sigue hablando, contando una historia demasiado real para ser cierta. Demasiada cruda para ser real. Demasiado negra y amara, como para no crear miedo y vergüenza. ---… Teníamos que pasar por Toledo, Madrid, Guadalajara, Zaragoza, y Huesca... cada provincia una cruz. Cada cruz una batalla, y cada batalla, sangre. Toda la sangre. Sudor, todo el sudor. Y lágrimas. Lágrimas no. Aún me quedan para todos los que cayeron en cada uno de esos fracasos... ---… El Tajo, el Duero, el Ebro, que buena agua la de esos ríos... Cuanta sed saciaron... Escapando hasta el viernes, veintidós de Marzo de ese mismo año en que los franceses nos hicieron prisioneros y nos intentaron en un campo de concentración francés. Pero ellos eran más humanos. Mucho más humanos... La casa de piedra, donde ha vivido mas de sesenta años, proyecta una sombra larga al atardecer. Un sol rojizo acompaña a una asamblea de colores que pinta el Otoño con tonos crema, casi inertes, diáfanos… Junto a la puerta entreabierta una silla de enea, con respaldo de madera recio, soporta todo el peso de una vida que se resiste a su final.- El frío no puede con su chaqueta de pana. La boina negra protege su cabeza y sus ideas. Una mirada azul, intensa se escapa de sus ojos alargándose por un camino que ya a penas se ve. Es una mirada anclada en la nostalgia. Una mirada a la deriva… persigue un color ausente. Una mirada que al amanecer, mira al oeste a su querida España, desde la Francia que le acogió, y al atardecer se dirige al este, a su Amberes de adopción, Lleva unas gafas negras. Nunca se atreve a mirar al sol. Tal vez su luz bochornosa le traiga recuerdos de viejas canciones que le obligaban a cantar en sus tiempos de juventud. Mueve los dedos de las manos nervioso. A cada movimiento un nombre, una señal, tal vez un número, pero sin duda un rostro, una sombra, una vida y un recuerdo. Los agrupa de diez en diez, como en un batallón de combate. ---… Uno, siete, Tomás Bargés. ¡Presente! ---… Uno nueve, Miguel Karner… ¡Presente! ---… Uno diez, Manuel Salvadores… ¡Presente! ---… Seis cinco, Joan Pagés… ¡Presente! ---… Siete seis, Agustín Cameselle…¡Presente! ---… Diez ocho, Julio Casabona… ¡Presente! Después de cada nombre un silencio u y una lágrima. A su lado la sombra del ciprés cercano languidece ---… España limita al norte con los montes Pirineos que la separan de Francia, al este con el Mar Mediterráneo, al sur con el Estrecho de Gibraltar, y al oeste con Portugal y el océano Atlántico… ---… Al norte con los montes pirineos, con Canfranc, con el Túnel, con la libertad… Entre Castuera y la Libertad, hay una distancia de cuatro mil doscientos kilómetros… Desde el lunes, primero de Mayo de mil novecientos treinta y nueve han pasado muchos días… ---... El jueves, cuatro de enero de mil novecientos cuarenta. Seis camaradas escapamos de la muerte en Castuera. Al frente la vida, al norte la esperaza… Setenta y dos jornadas… A sesenta kilómetros por noche… en pleno invierno, mal vestidos, peor calzados. ---… Sí. Fue un camino muy extenso, a lo largo de una patria ensangrentada. Nuevamente se detiene para tomar aliento, y dirigiéndose a su imaginario compañero, sigue hablando, contando una historia demasiado real para ser cierta. Demasiada cruda para ser real. Demasiado negra y amara, como para no crear miedo y vergüenza. ---… Teníamos que pasar por Toledo, Madrid, Guadalajara, Zaragoza, y Huesca... cada provincia una cruz. Cada cruz una batalla, y cada batalla, sangre. Toda la sangre. Sudor, todo el sudor. Y lágrimas. Lágrimas no. Aún me quedan para todos los que cayeron en cada uno de esos fracasos... ---… El Tajo, el Duero, el Ebro, que buena agua la de esos ríos... Cuanta sed saciaron... Escapando hasta el viernes, veintidós de Marzo de ese mismo año en que los franceses nos hicieron prisioneros y nos intentaron en un campo de concentración francés. Pero ellos eran más humanos. Mucho más humanos... “¡…--- La muerte no importa, la vida es muy corta si esclavo he de ser PREFIERO CAER… Sangre obrera que se vierte con raudales de pasión, tu semilla es pura y fuerte pan de sangre y de dolor… … El sol ya se fue, el canto cesó Centinela alerta, vigila a vizor por la libertad y un mundo mejor, Centinela alerta, vigila a vizor…” Seguramente no sabe que el texto que se le escapa de los labios en forma de canción, es de José Miguel Ripoll, camarada de su guerra y tan obseso por la paz como él mismo. Él no lo sabe pero la silla de enea se estremece bajo el peso de toda su vida, reflejada en un fogonazo de historia. _ vER EL LIBRO UNA LARGA SENDA albino garrido sanjuan

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  10. DIARIO DE AVILA  3 DE ENERO DE 2003

    !QUIERO SER PAYA! 


              Con este alarido, sus ojos azules de cuarto de siglo se llenan de lágrimas… Y cuando le pregunté por qué, todo su cuerpo harto de vivir en la zozobra, se estremece violentamente para contener el llanto que le salr nuevamente de los más profundo de su alma.

              --- ،Quiero ser paya! ---

              No acierta a expresar otro sentimiento. Rodeada de mujeres que  desprecian a los gitanos, se siente mal. Pero ella es gitana de los pies a la cabeza,  hija de gitanos y miembro de una tribu, a la que debe obediencia, dedicación y respeto. Y todo en ella es resistencia a cumplir tales obligaciones. Cuando acierta a hablar, su voz se escapa a borbotones

              --- Mi madre no me enseñó a escribir, por eso una de mis metas es  esa… poder escribir lo que siento. Solo me sacaba a la calle para robar. A los  catorce aٌos me hicieron la prueba del pañuelo: salieron tres rosas rojas, me acuerdo muy bien, y me entregaron a un gitano que nunca me quiso. Con él tuve tres hijos de los que me viven solo dos. Mi Sara se murió a los seis meses… A él le daba igual; lo que quería era que yo saliera a vender... Por eso me escapé de mi pueblo y cambié de todo… por eso no puedo  volver a mi pueblo, ni con mi madre, pues entre los unos y los otros me enseñarían las navajas y me dejarían marcada la cara. Yo sé que me están buscando, por eso no puedo volver. Son costumbres de mi pueblo que no aguanto… por eso quiero ser paya.

               Pero su rostro se inflama de furia al  mirar a las otras dos mujeres --- Payas---, que nos acompañan. No tengo nada claro si es porque les tiene envida o porque son racistas y la maltratan por ser gitana. No quiero interrumpirla. Prefiero que siga hablando. Como otras veces su obsesión se manifiesta  por el arduo deseo de estar con su marido que no es gitano, y cuida a sus hijos como no lo ha hecho su padre.

              --- Mi madre me enseño a robar… mi marido me obligó a robar. Yo necesito cambiar, quiero ser PAYA, tengo que aprender a escribir, para poder recordar toda mi historia, los pobres recuerdos de mi sombra, mis sueños, y mi destiºno.

              Se para de repente y me mira de soslayo, mientras me pregunta sin titubeos:

              --- Usted no es racista, ¿verdad? ---, porque me quiere ayudar, de hecho me está ayudando. Pues nunca he sido capaz de halar de mi misma con alguien. A  “naide”  le he contado estas cosas…

              La seguridad de su pregunta y lo profundo de mis dudas se confunden, y salgo rápido del atolladero corrigiendo el  vocabulario
             
              --- A “naide” no, Pili,  a nadie…

              --- ¿Ves? Yo quiero hablar bien, como los payos, yo quiero escribir y saber decir las cosas que siento.

              Entonces le doy unos cuadernos de caligrafía básica, un lápiz y una goma de borrar.

              --- Cuando los tengas hechos te regalo una carpeta para que los guardes. Ellas, te la ayudaran.

              Las miradas que lanza, una a una perforan los ojos de sus compañeras con recelo con desconfianza.

              --- Sí. Pero yo con ellas no me quedo, ni atada, y sabéis que soy capaz de liarla por cualquier cosa,  porque no quiero estar con ellas, con ninguna de ellas. Primero te ponen una cara y luego te dan una puñalá por detrás.

              --- Ese no es el cambio que  quieres, el que estas pidiendo.

              --- Lo sé, pero no quiero restar con ellas.

              Lleva once años buscando su libertad, buscándose a si misma sin saber hacia donde tiene que cambiar, pero creo que si, esta vez está decidida a dar el giro, o tal vez sea yo mismo el que esta vez si estoy dispuesto a echarle una mano y a dejar de ser especial en el trato hacia su raza.

              Hoy he aprendido una lección. Espero poderle  regalar pronto la carpeta, cuando reciba su primera carta.

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sábado, 2 de mayo de 2015

FILOSOFIA DEL BLOG

  1. 1 Por el placer que la creación provoca, escribir se convierte en un vicio necesario. Este ejercicio alimenta el alma, pero además si se trata de esbozar relato breve, --- una fotografía instantánea de la vida, con su nitidez, intensidad y contrastes ---, la creación pasa a ser una obsesión, cuyo resultado es necesario compartir. GIL HERNANDO DE SANTIAGO como gusta llamarse entre l sus libros el autor, JOSÉ MARÍA GARRIDO DE LA CRUZ, nació en Ávila en 1953, si bien, ha permanecido una gran parte de su juventud en la Galicia profunda, Orense, donde estudia el Bachillerato, antes de la era autonómica, Discípulo de Laureano Prieto, Xoaquin Lourenzo, Xesus Ferro Couselo, y de Ramón Otero Pedrallo, conocidos puntales de la Generación Nos, pronto nace en él la afición por las letras. Posteriormente se licencia en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado la obra de semblanzas “Horizonte al noroeste” Editorial Vitruvio 2010, además de artículos y relatos en en Eliminar contenido | Eliminar | Spam jose maria garrido de la cruz el 24/01/15