martes, 6 de junio de 2017

Del libro si, pero una feria


Era la primera vez, era un acontecimiento esperado. Pero yo no era un galardonado no tenía premios, no tenía méritos, pero estaba allí al lado de los grandes, que no se fijaban en mí. El ego era de goma y se alargaba como la sombra de un ciprés al atardecer.
Noventa minutos de gloria que enseguida se llevó el viento. Para mí solo quedaron algunas fotos, con las que el paso del tiempo no pudo, porque las capturé, para el recuerdo.
         Para ser vistos nos colocaron dentro de la caseta, que era tal vez como una jaula, de la que no convenía que saliésemos, por si acaso acabábamos en redil ajeno. Todo estaba estudiado: los tiempos, los clientes, las fotos, las sonrisas… había que vender.
Entonces, ¿para que servían los escritores? El pueblo no convenía que leyese, que se hiciese culto para no preguntar, para no demandar…, y el IVA cultural estaba por las nubes.
no se les podía potenciar.
¿Para que quedaban los libros?
Para adorno de los armarios.
Pero yo a pesar de todo, seguiré escribiendo.s colocaron dentro de la caseta, que era tal vez como una jaula, de la que no convenía que saliésemos, por si acaso acabábamos en redil ajeno. Todo estaba estudiado: los tiempos, los clientes, las fotos, las sonrisas… había que vender.
Entonces, ¿para que servían los escritores? El pueblo no convenía que leyese, que se hiciese culto para no preguntar, para no demandar…, y el IVA cultural estaba por las nubes.
no se les podía potenciar.
¿Para que quedaban los libros?
Para adorno de los armarios.

Pero yo a pesar de todo, seguiré escribiendo.

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