domingo, 18 de junio de 2017

Mutilados

A Gudiña, OURENSE
 Verano 1964
recordando a jose manuel bocija fernandez


Ya somos dos mutilados de la guerra del sesenta y cuatro. Tú y yo.  No lo recuerdas, lo sé, porque en el sesenta y cuatro no hubo ninguna guerra.

Sólo la nuestra.
Cada uno tenía su territorio vigilado desde su castillo de traviesas. 
El mío al norte  era más alto
Aquella tarde después de fabricar las bombas con carburo en las botellas de gaseosa, te invadí.
Tú respondiste a la agresión con tus armas. Era una lata de sardinas que cortaba como un cuchillo. después de pasarla varias veces  bajo las ruedas de algún tren.
Me dejaste esa señal. tributo de combate que aún conservo en el carrillo izquierdo.
Pero el honor era el honor, y tenia que responder. Fue al día siguiente, por la tarde, cuando quisiste visitar mis posiciones.
Eché en la botella, agua fría de la fuente del corral, y el carburo empezó a reaccionar. Quemaba.
Me agrediste como un valiente y respondí como un cobarde dándote un fuerte golpe con la botella en la cabeza.
Se rompió la  botella y tú sangraba, mezclándose el humo el carburo y la sangre. Todo un espectáculo dantesco.
Llorabas. No habías muerto en el combate.
Fue el primer paso hacia la paz.
Luego otros pasos nos llevaron al olvido.






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