A Gudiña, OURENSE
Verano 1964
recordando a jose manuel bocija fernandez
Ya somos dos mutilados de la guerra del sesenta y
cuatro. Tú y yo. No lo recuerdas, lo sé,
porque en el sesenta y cuatro no hubo ninguna guerra.
Sólo la nuestra.
Cada uno tenía su territorio vigilado desde su
castillo de traviesas.
El mío al norte
era más alto
Aquella tarde después de fabricar las bombas con
carburo en las botellas de gaseosa, te invadí.
Tú respondiste a la agresión con tus armas. Era una
lata de sardinas que cortaba como un cuchillo. después de pasarla varias
veces bajo las ruedas de algún tren.
Me dejaste esa señal. tributo de combate que aún
conservo en el carrillo izquierdo.
Pero el honor era el honor, y tenia que responder.
Fue al día siguiente, por la tarde, cuando quisiste visitar mis posiciones.
Eché en la botella, agua fría de la fuente del
corral, y el carburo empezó a reaccionar. Quemaba.
Me agrediste como un valiente y respondí como un
cobarde dándote un fuerte golpe con la botella en la cabeza.
Se rompió la
botella y tú sangraba, mezclándose el humo el carburo y la sangre. Todo
un espectáculo dantesco.
Llorabas. No habías muerto en el combate.
Fue el primer paso hacia la paz.
Luego otros pasos nos llevaron al olvido.
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