martes, 13 de noviembre de 2018

ELPEINE DE MI COMETA POR JOSÉ MARÍA GARRIDO



-     Papá ¿hoy es mi cumpleaños? 
-     Sí. También es el de un gran escritor. ¿Lo sabias? Jose Javier Aleixandre, cumple hoy treinta y nueve años. Es como yo.
-     ¿Y ese también escribe cuentos?
-     Claro.
-     ¿Entonces me comprarás dos?
-     Vale.
-     No, mejor tres.
-     Bueno, porque es tu cumpleaños, pero no me pidas más.
-     Pero entonces a quién vamos a ver, ¿al de los cuentos o al del cumpleaños?
-     Agárrate fuerte que viene una curva. Este tranvía ya está un poco viejo y hay que tener cuidado. El escritor de cuentos está ahí en el café Pombo, en el número 4 de esa calle.
-     ¿Cómo se llama esa calle?
-     Calle de Carretas.
-     Yo quiero chocolate.
-     Sí, con churros
-     ¡Vale!
-     Cuidado al bajar. Dame la mano.  - me dice papá -, ¿Y que le vas a decir al escritor?
-     Que cómo se llama.
-     ¿Y qué más?
-     Que me dé tres cuentos suyos. ¿Por qué te Ries?
-     Por nada. Vamos, que seguro que ya está allí.
-     ¿Habrá más niños?
 -    No creo.
-     Mejor, así tendrá más cuentos.  Oye, y ese señor, ¿qué hace ahí sentado en la puerta?
-     Es el limpiabotas, les saca brillo a los zapatos de los señores.
-     ¿Como tú haces con mis botas los sábados por la tarde?
-     Ten cuidado con la escalera.  Los escritores están abajo.
-     ¿Cómo se llama?
-     Don Ramón.
-     ¿Y qué más?
-     Gómez de la Serna, es muy famoso.
-     ¿Para qué hay tantos espejos?
-     ¿Qué diría la abuela de caperucita?
-     Pues para verte mejor.
-     Pues para eso. Mira, están ahí.
-     ¿Y quién es el de los cuentos?
-     Buenos días, Don Ramón, aquí le traigo a mi hijo, empeñado en ser escritor.
-     ¿Señor, - le dije con aquella voz   infantil  que aún resuena en mis  oídos -,    cómo se escribe un cuento?

Y don Ramón se me quedó mirando

-     ¿Por qué me miras así? – le pregunté muy serio al escritor-, 
-     Primero te inventas una frase, luego sigues, mira: “El cometa es una estrella a la que se le ha deshecho el moño.”
-     ¿Los cometas tienen moño como la abuela? Entonces tendré que comprarme un peine muy grande.  – Yo estaba dispuesto a saberlo todo - ¿También tienen zapatos? Entones le diré al limpiabotas de la puerta que me enseñe.  ¿Y ese señor, por qué me mira?
-     Es don Tomás, el periodista, a lo mejor te saca en los periódicos.
 -    “La letra b es un caracol que sube la pared”
-     Claro, papá, mira cómo sube, - le digo mientras tuerzo la cabeza -,   pero le faltan los cuernos. 
-     Es que aquí no hace sol.
-     ¡mira papá¡ ¡Limpiabotas tiene la b! ¡Y bicicleta y balón y betún para las botas!
-     Creo amigo, - le dice a papá muy serio -, que llegará a ser buen escritor.
-     Vamos papá, tenemos que comprar betún  para las botas y el peine muy grande para el cometa. 
-     ¿Pero no querías chocolate?
-     No ya no tengo hambre.

Y en aquellos espejos del café Pombo, mientras regresábamos a casa, se quedaron grabadas, como fotos antiguas, todas las frases y todas las miradas de aquellos señores, Don Javier o Don Ramón, que sabían escribir cuentos.

El sol brilla sobre unas páginas en blanco que imagino, y mientras caminamos se van cubriendo con unas finas líneas de tinta semejantes a la huella de un caracol.

Ya no pasan los tranvías, seguro que están ahora con Don Ramón  y con mi padre.






1 comentario:

  1. tengo dos dudas
    1.- ¿Debe aparecer al menos en una pincelada, el narrador al principio?
    2.- ¿Se puede alargar un poco más?

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