Mi carta de felicitación:

 

Felices fiestas:

Hemos perdido la costumbre de felicitar por estas fechas a los amigos. Tal vez se nos haya olvidado la pluma y la palabra, en este estado laico; tal vez ya no tengamos amigos a los que escribir. Ahora los amigos son desconocidos y virtuales, no tienen sentimientos, no sabemos si son acaso virtuosos. Hemos cambiado la amistad real por la amistad de humo.  Hemos progresado. Ahora son amigos con h de  jumo, da lo mismo. Dado el ritmo del progreso al a que estamos sometidos   es  posible que la Rae apruebe la palabra amigos con “h”, o amistad con “h”. Y es que aunque me fastidie en gran manera este progreso conduce al deterioro.

Felicidades amigos, de todas formas. No se si poner “amigos” con o sin h, porque los que están inmersos, atrapados en las redes no se dan cuenta de la extrema diferencia. ¡Que pena de alfabeto!, ¡de gramática! ¡de progreso!

¡Felicidades, hamigos…!

Lo escribiré como lo hacía Zenobia. ¡Perdón! ¿Quiense acuerda de  quien era Zenobia?

Saludos amigos.

CON LA LUZ DE MIS MANOS DORMIDAS Por JOSÉ MARÍA GARRIDO

 
          No sé por qué

quiero esculpir esta noche

con la luz de mis manos dormidas

las arrugas de sus rostros

prendidos en mi memoria

con lazos de magia y de sangre

 

        No sé por qué

se me antojan eternos sus trenes

sus calcetines de lana y sus peines

        y sus brazos, 

corriendo encendidos detrás de mis sueños

        cosiendo despacio mis horas

        sin mirar el reloj de la tarde

       

        No sé por qué se me paran los pasos  

        y me abraza la noche, mi amiga,

vestida de negro

        y yo corro, buscando la tierra,

buscando sus manos

asustado a su encuentro

        No sé por qué se me paran los pasos  

        se me escapan las manos