sábado, 24 de octubre de 2020

AUTORIDAD Y PODER POR JOSÉ MARÍA GARRIDO Fotografia KÁKIA[1]


Cada día me resisto más a hablar de “autoridades”Las autoridades han hecho, han dejado de hacer, han decidido …   Todo lo que hacen o dejan de hacer recae sobre lo que conocemos como el pueblo. Cada vez con más desgana oigo las noticias que las distintas emisoras de radio ofrecen con pintura diferente. Siempre deciden las “Autoridades” En los medios de comunicación, les llaman autoridades porque ignoran que la Autoridad se gana a base de esfuerzo. Es un título una cualidad que se obtiene a base de esfuerzo propio. Se llama “Autóritas”. Es en latín y eso ya no se enseña. Lo de ahora es el poder - “Vánitas” – también latín, pero un latín comprensible. Estos, que nos gobiernan no se han ganado la autoridad, no saben, solo tiene la “Vánitas”, y la ambición del poder, poder político que busca el poder económico. Lo demás no les interesa ¿O no ha quedado demostrado en numerosas ocasiones? Ocurre que nos modelan para que no podamos decidir, nos roban el acceso a la cultura nos cierran bibliotecas, y centros de salud, nos convierten en o seres grises sin opinión y consiguen que así les votemos. Algunos, después nos avergonzamos de lo que hacen en el parlamento, lo que dicen o lo que permiten que escuchemos.  Tienen una habilidad especial para hablar mucho no decir nada y confundir o engañar a los ignorantes, pero cada vez Esos ignorantes tenemos que ser menos, sino, pobre de nosotros

 

 

 



[1] KÁKIA IMAGEN DE ADORACION ROSADO MERCHÁN, Escultura  homónima, perteneciente a la colección en papel arte  de  jose maria garrido9

viernes, 11 de septiembre de 2020

NO AL CIERRE DEL AMBULATORIO DE ABRANTES POR J GIL HERNANDO DE SANTIAGO




Si  dices media verdad dirán que mientes dos veces  cuando digas la otra mitad.
 Esto vien a cuento de que  hace poco tiempo oí a un polÍtico, decir que habÍa que reforzar los  centros de atención primaria. Y volvió a mentir,  porque cerrarlos no es una forma de reforzarlos. Había en el ambulatorio de Abrantes catorce médicos que atendían en dos turnos,  siete en el turno de mañana y otros isete  en el turno de tarde, y los resorzaron, 2uitandolos a todos. No se cuantos pacientes se quedaron sin médico, pero eso, ¿Qué mas da, si no cuentan en las estadisticas del CovI? Necesitaremos, seguramente muchas mas concentraciones para volver a la “noormalidad”.

martes, 8 de septiembre de 2020

Me gusta, si. Me gusta que al menos moleste la palabra. por GIL HERNANDO DE SANTIAGO


Quiero que mi palabra
 no sea un adorno inútil del vacío
que las comas de mi silencio
 permitan respirar en una  uvi
que una sílaba lleve mascarilla
que un relato tenga sabor a enciclopedia
y que vuelva el médico a su consulta tan humana
en ese centro de atención primaria reforzado
He aprendido que reforzar y cerrar ya son sinónimos.
Me lo ha enseñado el mundo.
¿de qué me vale la palabra,
 si los oídos se han quedado ciegos?
¿de qué me vale la palabra,
 si no me dejan hablar
 los que se dicen escritores?
¿De que vae le un poema,
 si no abre los ojos del lector?
Me gusta, si
Me gusta que al menos
 moleste la palabr.




martes, 1 de septiembre de 2020

CARNAVAL, CARNAVAL… GIL HERNANDO DE SANTIAGO


A veces el papel en blanco de un adicto a la escritura se llena de borrones, máscaras que esconden pensamientos perdidos, mientras en el universo que le circunda - de rodear, no de circo –, proliferan las mascarillas como en un siniestro carnaval y yo me pregunto ¿Para qué sirven? Si, se la respuesta. Para protegernos, ¿Pero de quién? Esa es una réplica que espero de la sagacidad del lector, porque todo lo que se impone por ley por parte de los poderes públicos cuya misio es defender al ciudadano, debe ser gratuito.  Tal vez ese sea el negocio que se trata de ocultar, porque si algo resulta obligatorio  y se nos impone desde  la esfera de los  gobernantes,  esta imposición no debiera llevar un coste adicional, es decir, sin tapujos debería ser gratis y proporcionada  por los poderes públicos que tienen como misión proteger al pueblo, pero esto es una utopía, un  carnaval, con  su doña  Cuaresma y más ¿Acaso las mascarillas que Fabricamos en casa no  nos protegen igual o mejor que las que nos venden? ¿o es cuestión solo de sacar tajada y pagar impuestos? A pesar de estar inmerso en una sociedad laicista, anticlerical y sin valores, ¡Que Dios  nos pille confesados!

jueves, 27 de agosto de 2020

ESE COLOR DE SOL por josé maría garrido


Ese color de sol, azul, intenso, oscuro, presagio de un invierno destemplado, se me acerca a través de los cristales, me persigue despacio, como si quisiera acariciarme con su frío y me rompe la mirada. Ese olor a sol oscuro, a tierra removida, refugio de alimañas, me envuelve y me desborda. Ese sabor a tierra traicionera, a saliva amarga, a veneno cercano y tentador, disloca mis sentidos, haciendo chiribitas en el aire, bailando todos al unísono, bailan con mi sombra, como un arlequín desorientado.

Yo soy el arlequín, yo soy la sombra de la noche, escondido y cobarde, tras esos cristales, que me separan del abismo.

Pongo mi aliento en la ventana, el pan y el hambre, la sed y la fatiga, para respirar la vida y siento la distancia. Ruge la tormenta. Es la guerra de los dioses. Es la guerra.  La dura batalla ante el espejo en solitario. Nacer y morir son mis verbos naturales, sólo míos, extremos de un puente incidental que estoy cruzando, sin saber de sus orillas ni del tiempo.   

Me gusta el baile y la batalla, oír el dolor de los espejos y mi canto, anaranjado y silencioso, porque soy el arlequín, la sombra de la noche. Cuando los dioses dejan de soñar su danza macabra, me detengo y conmigo se paran los relojes y las horas, se detiene la sombra en la distancia, y ese color de cielo azul, intenso, oscuro, se diluye, ahogado la tristeza en un grito de esperanza. El arlequín, mi espejo y yo nos levantamos triunfadores, alzamos el cáliz de la vida brindamos por los sueños  y bebemos la esperanza que nos queda, para empezar el camino que se abre.

miércoles, 26 de agosto de 2020

ESTADÍSTICA POR GIL HERNANDO DE SANTIAGO


 

Cada vez pierdo más interés por lo que dicen, que dicen las estadísticas, tal vez a mas gente le pase lo que a mí. Pero ¿por qué? La estadística, que según el diccionario es esa ciencia que utiliza conjuntos de datos numéricos, para obtener a partir de ellos inferencias basadas en el cálculo de probabilidades. Mas claro, es una ciencia matemática inexacta con la que por medio de la interpretación de las fórmulas aplicadas a los datos me permite conocer una tendencia. Aquí están las dos claves de mi desinterés: la interpretación y lo que nos quieren decir.

En estadística existen una serie de fórmulas llamadas correlaciones que indican o quieren indicar precisamente relaciones entre eventos. Pero no dejan de ser aproximadas.

Si quiero tranquilizar a la población digo que los fallecimientos esta semana son cien menos que la semana anterior, pero me callo que la semana pasada fueron doscientos y esta semana ya suman trescientos.

Si quiero que la población no se entere de la cifra de fallecidos, digo que aumentan las altas hospitalarias y disminuyen los pacientes ingresados en uci.

Si quieres que la gente no se entere del número real de muertos dices que cada comunidad da las cifras según criterios diferentes.

Si queremos saber la realidad exacta no hay más que ir al registro civil y ver el número de fallecimientos en un periodo concreto de tiempo. Acercarnos a la seguridad social y ver que numero de pensiones   se han dejado de pagar y las nuevas pensiones de viudedad, y sumadas, seguramente tendremos un número aproximado, pero totalmente distinto del que nos han dicho los políticos. Eso sí, estadísticamente bastante más fiable. Y es que ya lo dijo el sabio: Si dices media verdad dirán que metes dos veces cuando digas la otra mitad.


domingo, 23 de agosto de 2020

EL MANIFIESTO POR GIL HERNANDO DE SANTIAGO


 

No es necesario un manifiesto en favor de Don Juan Carlos, basta solo el sentido común, aunque a veces hacer entrar en razón a los que no la tienen supone un esfuerzo y un desgaste. A veces conviene dejar claro que el principio de presunción de inocencia es universal, no solo para quienes lo precisan ahora, aunque antes y para otros casos no lo considerasen.

Los tiempos que vivimos, en los que queda claro que el puño debilitado, no tiene fuerza para sostener a la rosa si no es con ayuda del veneno, – aunque eufemísticamente se llamen fertilizantes, pero que todos saben os lo que son -, nos obligan a ser pacíficos, pero beligerantes. En este caso la coherencia y la beligerancia van unidas, aunque solo sea porque los firmantes de este manifiesto conocen la historia y la han vivido, posiblemente desde una ideología heterogénea, pero con una meta común: La paz y la concordia. 

Y es que, pese a lo que quieran decir algunos. “La monarquía parlamentaria, asi como el conjunto de la Constitución de 1978, han propiciado una España moderna, con un sistema político, económico y social avanzado, fraguado en la libertad, en la justicia y en la solidaridad.”

 

martes, 18 de agosto de 2020

MI CORONA: CUATRO “NON CREDERE” GIL HERNANDO DE SANTIAGO

             Cuando me roban la fe, solo me quedan espinas.

Cuando me dicen que lo importante para acabar conel COVI 19, es reforzar la atención primaria y cierran mi centro de salud por la tarde después de desatascarse el intenso colapso de la mañana, me roban la fe.

            Cuando me dicen que no hay médicos ni sanitarios suficientes para hacer frente a la pandemia, y veo la precariedad de sus contratos, entiendo la fuga de cerebros españoles hacia un país donde se les trata mejor, siento que me roban la esperanza.

Cuando veo que se admiten manifestaciones extrañas, que no se prohíbe el botellón, que no se multa a los padres de los menores que transmiten la enfermedad, cuando veo que no se suspenden lasfiestas nocturnas ni se cierran los locales de ocio, pero cerrados, cuando veo a la policía local pasar por una terraza con turistas hacinados, sin multar al establecimiento, por si acaso.

Cuando me siento envenenado por la contaminación informativa, me faltan letras para escribir y medios para divulgarlo. Cuando me entero donde se van de vacaciones, porque eso no lo dicen, y lo que en ellas despilfarran, se me enciende la sangre, entiendo a los revolucionarios y no pienso. Con el mío se encienden todas las linternas de los telefonos móviles para gritar en silencio que no soporto la estafa, que se ha roto la rosa y se ha caído del puño que la sostenía.

  

 

sábado, 8 de agosto de 2020

MI CORONA TRES: LA OSADÍA A FLOR DE PIEL

 

 

 

A veces la osadía es tan atrevida como la ignorancia. Cuando hay hambre de notoriedad, se suelen denominar aciertos a aquellos hechos, golpes de estancia, que o son más que errores, que luego la historia se encarga de desencantar, de corregir, olvidando a los que los impulsaron. Sus promotores bailan, cobran, a veces no pagan, y siempre dicen “que les quiten lo bailao”.  Nuestro Rey se ha ido por las presiones recibidas que todos sabemos de donde parten y a lo que aspiran, aunque no salgan en la letra impresa. Eso sí, decisiones arbitrarias enconos lentes, precipitadas, llenan páginas vacías, con ríos de tinta. Mas valiera que en lugar de tinta esos ríos llevasen agua para lavarse bien. ¿Y las casa con los cambios, a que se las encargamos? ¿A algún amigo suyo? No pasa nada, las pagan los de siempre, y como siempre somos los mismos los que nos lo llevamos. Seco si, como buenos camaradas, y como siempre para dar ejemplo, sin repartir con nadie. El ejemplo que lo de otro.

 

miércoles, 5 de agosto de 2020

2019DEL POEMARIO "VESTIDOS POR LA NIEBLA" DE JOSE MARIA GARRIDO DE LA CRUZ LASTURA 2019




1.    QUE NO EXISTE 


El sendero se me agota perdido entre la niebla
atrás quedan el jardin de la sonrisa y las ventanas
las voces del recuerdo,
y mis zapatos ya en desuso
me llevan al pie de la montaña
a ese bosque tan profundo donde nunca quise ir

¿Dónde estoy? no reconozco las pisadas de la brisa
Todo es verde, todo es esperanza que no existe
un árbol, una losa con un nombre de mi entorno
ceniza al fin, de vida antigua quemada por el sol
No se acaba junio, y todo muere
el piano se eterniza cuesta abajo
la música desgrana mi dolor,
a todas las ausencias que se suman
buscando una vida futura que no llega.

No queda apenas tiempo,
ni memoria, ni palabras







2.    ES INÚTIL LUCHAR  


Es inútil luchar contra un poema,
no lo puedo cambiar
porque me duele un verso,
no lo puedo olvidar
porque se vuelve lágrima
no lo puedo matar,  pues resucita
y dobla su tragedia en mi memoria

¿Qué puedo hacer contigo?
¿Vestirte con palabras andrajosas?
¿Pintarte con música olvidada?
¿Escuchar acaso tu súplica
cual creador arrepentido?

No he de cercenar esas alas, con que te escapas,  y  huyes veloz de mi memoria
¿Para que, si tu ausencia me llena de dolor
y me desarma?
No puedo cambiar el orden de los versos.
son las letras de la vida las que mandan
con su  caos y su grandeza
No  me pidas que cambie lo imposible
¿Acaso se comprenden los misterios?

martes, 4 de agosto de 2020

GARRAS por JOSÉ MARÍA GARRIDO DE LA CRUZ


Seducir es el arte de encantar o cautivar para provocar la atracción sexual de una persona, de forma consciente.”





El reloj va despacio como mis manos, parándose entre las hojas de sus libros, todos con más de cien años, algunos no muy bien conservados.  El calor es sofocante.  El sol de media tarde cae deprisa; lo oscuro tuviese prisa por llegar. La noche abierta y la luna amenazando.
La libreria tiene que cambiar de casa.
Al lado de la pluma con la que escribo, cae un sobre viejo, amarillo y abierto. Es pequeño como el frasco de un potente veneno.
Mis dedos se aproximan lentamente, tienen miedo.
Su textura es áspera, rugosa y dura, como el cartón.
Mis dedos se apartan bruscamente, pero mis ojos no pueden retirarse.
Cojo el monóculo con el que puedo ver el peligro más cerca.
La letra es de una mujer; redondilla y en mayúsculas separadas. Sus rasgos a primera vista denotan altivez, orgullo, egocentrismo y retorcimiento. Una mujer acostumbrada a hacer de su entorno un imperio y de sus moradores esclavos a su servicio.
Reconozco a la autora de la letra y aumenta el sudor.
Los grafólogos dirían que se trata de una personalidad histriónica. Yo, que la he conocido bien, creo que se quedan cortos.

“Entregar a Leonardo Santiago”
“Remite Valeria León”

No tendría ninguna importancia si no supiera quien es Valeria León, y que en la novela que hace muchos años, escribimos a dos manos, ella en la cárcel y yo en el destierro, yo era Leonardo.  Eso tampoco tendría importancia, si el sobre estuviese vacío, y si en el remite no tuviera grabadas con carmín sus huellas digitales, ¿O eran con sangre? 
Una de sus esquinas parece esconder un corazón, pero son garras. Sin que mis dedos se acerquen demasiado a ellas, lo abro.  Desamparada, descuadernada y sola, cae sobre la mesa una hoja de un libro.
Las aristas afiladas de su mirada amenazante se clavan en mis ojos como cuchillos.
Es una hoja, con las páginas 503 y 504, aleonada, huérfana de autor y fecha, que me deja ver a través de mi monóculo, una historia sórdida que yo desconozco a medias.
Vuelve la frialdad y el desdén de su voz, dibujados en mi recuerdo.

Mis amigas y aliadas inseparables, la curiosidad y la impaciencia, me llevan enseguida a descubrir que al libro “Asi son, asi matan” de Manuel Marlasca y Luis Antonio Réndeles, le falta una hoja, precisamente esta.
Siento el revoloteo de su vestido rojo cerca, muy cerca, sensual y cálido, mientras escribo el nudo de un nuevo capítulo, ese nudo se me anuda a la garganta. Desde que las escaleras de aquel lujoso chalet la recogieran, malherida e inconsciente, su sueño, su obsesión es matarle. Y lo planifica en la novela, y me lo enseña.
Yo no puedo ayudarla porque me convertiría en cómplice y tampoco delatarla, sería su próxima víctima. Es ficción. Pero sudo solo con recordarla. Sudo con mirar el sobre, porque ella ya esta en la cárcel y eso no es ficción.
Pese a mi posición de poder, con su relato me provocaba, me acorralaba. Ahora al recordarlo, se han vuelto a parar los relojes.
Le gustaban los caballos, los domaba, como a los hombres. Recuerdo aquel capítulo de la novela, en el que narraba una excursión a una finca en la que había caballos y ella le ofrecía a uno una manzana. Yo no sabía si se la estaba ofreciendo al caballo o a mí.
Llevaba un vestido blanco  que volaba a mi alrededor, como su pelo.
Escribía muy bien.
 Los estantes poco a poco van quedando deshabitados. Las letras se van cayendo.  La tinta palidece, los libros van a las cajas.  Los recuerdos resisten pegajosos en la memoria.
He puesto el anuncio del alquiler.
¿Le gustará la lectura?  Se me cae de las manos el dolor de Dostoievski, “Crimen y castigo”
Acaba de llegar la primera interesada.
Abro la puerta.  Es rubia, lleva un vestido blanco, que revolotea a mi alrededor. Me mira. Cierro la puerta de golpe.

No puedo volver al pasado. 

MI CORONA DOS Chauvinistas



Estoy convencido de que no llegaremos a conocer nunca las verdaderas razones por las que “Su Majestad”, - que lo sigue siendo-, se ha marchado del país. La información que nos llega es tendenciosa, u la imaginación atrevida. La especulación surge a flor de piel. Cuando nos interesa enseguida decimos que ha huido. Pero no considero esta definición correcta en este caso porque si no, no se mantendría a disposición de la fiscalía. Deberíamos de ser valientes chauvinistas y patriotas, considerar nuestro país el mejor del mundo y dar ejemplo poniendo por delante el principio de presunción de inocencia, que en otros casos bien sabemos hacerlo.

lunes, 3 de agosto de 2020

MI CORONA, UNO ¡Que bajo hemos caído!



Estoy triste porque mi Rey se va.  Estoy triste porque ha cedido a las presiones de los antisistema, de los que desprecian la historia sin conocerla, de los que admiten un juicio paralelo al margen de los tribunales, sentenciando parcial y subjetivamente. A una culpabilidad que habría que demostrar en un procedimiento Judicial al efecto. No me opongo a este proceso., pero me duele ve como cundo ha habido t otros procedimientos judiciales con resultado de culpabilidad por delitos gravísimos se aplica el mecanismo político del art 100.2 para que algunos que viven de mis impuestos y siguen viviendo, aunque sean culpables, aunque delincuentes condenados, - vaya eufemismo -, sigan riéndose del pueblo y viviendo de su sudor. ¡Qué pena de país! ¡Que bajo hemos caído!


viernes, 31 de julio de 2020

OS CARROS E O SAN MARTIÑO, DE JOSÉ MARÍA GARRIDO traducción CÉSAR CARLOS MORÁN FRAGA


A esplanada, o armacén e a vella estación que até agora fora conquistada polo estrago, resplandece convertida en museo.
E chega o día do solsticio de outono, cintilantes as pedras, sen a chuvia e sen o musgo, dando paso á banda dos gaiteiros, facendo as honras a esa xoia de granito que ten máis de sesenta anos.
Hoxe, cando xa case non hai trens que rompan o feitizo co seu fume, non hai malas, non hai vida, acaso resucite coas gaitas, a queimada e as castañas, o poder das palabras, os conxuros e a música.
O eco redobra a súa ledicia estendendo o cántico por todo o val de A Cunlleira, onde moran as lembranzas.
No inmenso armacén, acaroado ao molle, que ten tres portas, unha para as meigas, outra para os tolos e a terceira para o druída, están os sete carros inzados cos froitos da terra e os doce homes cos seus traxes de palla.
O sol cai no horizonte do serán. Os rapaces xogan aos mesmos xogos que os seus avós. A danza recomeza, mais non son os mesmos ollos, o mesmo sol. Todo semella emprestado polos deuses, mesmo a vida. A mocidade refléctese leda nos carros, nos traxes e nas gaitas. Como nos mitos e nas lendas non saben o que se celebra, e ainda así festexan, acaso porque os carros retoman o seu canto.
E é agora que as gaitas, coas súas notas arrastadas, suplican movemento. Cómpre facerlles caso, é o mandado dun vello costume esquecido.
Nin as nubes nin a terra resisten o paso vagaroso dos primeiros homes. Música ancestral? Descoñézoa. Tamén os rapaces a descoñecen, e é por iso que calan. Calan as aves do ceo e as bestas da terra. Que deus dos nosos pais estará a chorar? Non sei se alquén saberá desvelar ese misterio.
A senda que leva á ribeira é longa e tortuosa. O paso lento. As mulleres, vestidas de loito e de gloria, danzan con campaíñas e pandeiretas porque saben que é a vida.
Cos vestidos de palla do seu centeio de sempre, os homes adiántanse á morte sen sabelo, mais a herba nova esqueceu as suas canhas.
Abaixo, no profundo, na ribeira, o río xeme como sempre, ninguén sabe por que, mais non deixou de xemer desde hai séculos. O vento, a terra, a auga. É preciso traer o fogo que alume na noite para todos poderen beber dese divino néctar, até se embebedar para non pensar na dúbida e nas preguntas. É a festa dos carros, esa tradición esquecida dos séculos, ou inventada por un louco. Tanto ten! O fume e as chamas rebolen na procura dun ceo imaxinario, as castañas sen aniscar estoupan. Cada quen ten un desexo que deita no lume. Alón

jueves, 30 de julio de 2020

de mi obra "LA MEMORIA OLVIDADA" josé maría garrido de la cruz



1962. LOS POSTES DE LA LUZ


Papá dice que cuando vienen los reyes magos, las huellas de sus camellos se quedan marcadas en la nieve.  Yo no puedo salir a verlas porque hace mucho frio y me salen sabañones. Pero  no se como son las patas de los camellos. Las huellas esas que dice pueden ser de una cabra o de una vaca. Pero eso, al señor Amable, el abuelo de José Alfredo, mi vecino,  el hijo del guardagujas le da igual. Ha puesto unos postes muy largos en la entrada del patio de coches de la estación  y está haciendo con otros obreros unos agujeros en la orilla de la carretera. Ya hay alguno de pie, llega al cielo, y muy arriba tiene otro palo más corto, atravesado. El señor Amable, trabaja en no sé qué de la luz, es el capataz, como papá, pero es más viejo. Es muy grande, muy alto, parece un gigante.  Me gusta su gorra, la he visto en los dibujos de la enciclopedia de segundo grado.
Casi todos los postes, tienen ya muchos clavos largos que les atraviesan, son para sujetarse los obreros cuando suben, pero también llevan correas. Cuando deja de nevar nosotros no necesitamos correas para subirnos. El que más arriba llega es el mejor. Yo no subo muy alto, me da miedo, dicen mis amigos que se ve el pueblo de Cañizo y la gasolinera. Son casi tan altos como el campanario. Ellos, mis amigos, cuando están arriba, hacen competiciones a ver quién se tira desde más arriba. Cesarín lleva una venda en un brazo.
Yo ya tengo bombillas en mi casa, pero en las casas del pueblo que tienen paredes de pizarra y tejados de paja tienen velas, faroles de aceite y candiles de carburo para ver de noche.


lunes, 29 de junio de 2020

EN TIEMPOOS DE CRISIS GIL HERNANDO DE SANTIAGO



Yo, que estudié en un momento en el que aún no había muerto la imprenta de Gutenberg, una época  en la que leer y descubrir  nuevos conocimientos, era un verdadero placer,  una época  en la que  se aprendía a base de libros,  aprendí de mis profesores, que eran profesores con “Autóritas”, no revestidos de la actual “Vánitas”, aprendí gracias a ellos lo que era un cuadrado y la raíz cuadrada, aunque no me enseñaron a  apretar un botón para que la máquina me diese el área de un triángulo,  yo estoy asustado, sí, porque en ahora “in tempore discriminis – sí , ya es sé que esto es latín y ahora o se estudia como no se estudia ni se entienden el significado de las palabras -, yo estoy asustado porque me han dicho que van a quitar ls matemáticas del sistema educativo y estoy asustado porque no sé cómo van a hacer el recuento de votos ni si van a saber cómo se forman las mayorías y la moda. Pero bueno esos son conceptos matemáticos que al parecer no sirven. Y no entiendo esta temeridad sobre todo después de haberle otorgado el premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2020, a cuatro matemáticos   Yves Meyer, Ingrid Daubechies, Terence Tao, y Enmanuel Candès. Y es que, aunque solo sea para contar lo que cuesta el sudor de la frente y lo que vale una barra de pan o un ordenador, tenemos que seguir contando, con la calculadora, claro porque ya o se lleva el contar con los dedos ni con la mente. Tal vez haya que acordarse de la segunda ley de la termodinámica, que también tiene que ver y mucho con ls matemáticas, y es que, aunque no queramos, el progreso conduce al deterioro. Y yo, que siempre estuve en la oposición por sistema, matemático si se quiere, sostengo que esa” evolución” es falsa. Yo le llamo “Desvolucion” un concepto aún por definir con elementos matemáticos exactos pero que a mi juicio indica que, aunque no hay involución, aunque no vamos hacia atrás porque el tiempo no lo permite, tampoco avanzamos en el logro o reconquista de valores éticos como la igualdad, justicia o libertad. U además ni enseña ni ayuda a pensar. Pero claro, para eso hay que aprender de la historia, que, por cierto, creo que tampoco se estudia, ¿O alguien recuerda haber estudiado recientemente quien era Wifredo el Velloso? Menos mal que, aunque no quieran los años los votos y el precio del pan se cuentan con números. Por cierto, ¿de dónde viene la palabra matemáticas, que significa?

El porqué de la foto ¿Qué son las ecuaciones de tercer grado?

ADELANTE CONLAS MATEMATICAS




lunes, 15 de junio de 2020

LAS RAICES 9 DE JUNIO 2020 JOSÉ MARÍA GARRIDO DE LA CRUZ


Me resulta difícil mantener el equilibrio. Las imágenes del bosque suben y bajan según el pie que echo delante. Mis ojos me descubren  unas manos manchadas de sangre. La incredulidad me persigue. Mantengo el equilibrio a duras penas. Me acorrala la tormenta. De lejos oigo los tambores celestiales  que rompen mis oídos.  Sé que  los árboles son el refugio de los rayos. Para superar los escalones de la tierra, me apoyo en un bastón que es a la vez  un amuleto, una reliquia de mi lejana juventud.
Cuelga de mi cinto, una flauta de madera de castaño con tres agujeros. Su música atrae a los fantasmas, a los espíritus malignos. Las gentes se esconden cuando la oyen. Las gentes se esconden cuando me ven. 
En la otra mano llevo un farol con el que espanto la noche.  
Desde que me salieran las primeras canas, escondo mi larga melena en la oscuridad del bosque; lo conozco como el cementerio. Mas que respirar sé qué jadeo, y mi olfato es semejante al de un elefante africano. 
Los vecinos me llaman Clarivel, como a un demonio, pero no me llaman
Mis pies se paralizan.
De aquel ciprés inmenso y centenario de hojas anaranjadas, veo unas manos que salen y parecen querer agarrarme, apresarme. Se me acercan. Son garras. Son los extremos de unos gusanos gordos serpenteantes, gelatinosos, que se mueven con lentitud, pero con decisión hacia mí.
Consigo ponerme en marcha pesadamente.
La tierra se escalona de forma desigual.
La tierra se escalona bruscamente. 
El farol mueve las sombras de los árboles vecinos. El amuleto  gime.
El bosque se queda sin sonidos.  
Las greñas blancas, parecen querer escapar de mi cabeza.
 Llueve sudor, diluvia miedo.
¿Cuántos brazos me acechan?
No tengo dedos ni tiempo para contarlos.
Se agolpan los escalones de la tierra y el sudor.
Los gusanos, gelatinosos, verdes. están por todas partes. 
Solo pensar en la caricia de las garras me estremezco.
La corteza, la textura del tronco es… No sé definirla. ¿Líquida?
Dentro, los escalones se diluyen, olvido el bastón, el amuleto  al lado de una cruz. 
Acaricio la osadía en las arrugas de mi rostro. 
El farol proyecta sombras alargadas, de cuerpos sin cabeza que parecen arrastrarse. Van delante de mí, mejor que no se vuelvan.
El pasillo es angosto, rezuma humedad, hay un pestilente olor a azufre. Olor a muerto.
El farol me traiciona. 
No puedo detenerme. Detrás, están las garras. Avanzan.
Voces, canciones discordantes, gemidos.
Tiro el farol y todas las sombras me amenazan. Mi entorno envejece más, arrugado por la oscuridad.
Los pasillos se entrelazan y se cruzan, como las raíces de un árbol en las profundidades.
Sigo bajando.
Las paredes me oprimen, el suelo cede al peso de mi desconfianza, las garras detrás no me abandonan
Mis pies levitan con el miedo,  sobre ese extraño suelo pegajoso.
Adherido a un recoveco, olvidado tal vez por alguien que nunca quiso estar allí, una bola desprendida de su pelo y de su cuerpo,  semejante a una cabeza humana, vacías las cuencas de los ojos, fija la mirada en mis manos temblorosas, quiere   seguirme con paso muy lento, con unos pies que parecen las venas escapadas de su cuello, no habla, pero  de vez en cuando salta sobre el suelo pegajoso y se coloca a la altura de mi boca, respira, me mira. El aire que expulsa por el hueco de su boca desdentada es fétido. El brillo que se desprende de sus cuencas deshabitadas es abrasador.
Mis manos no consiguen apartarlo.
Se levanta otra vez, me mira, pero ahora tiene cuerpo, un cuerpo luminoso. Lo reconozco. Va descalzo. Como a mí, le falta un dedo en el pie izquierdo. 
Me recorre un  sudor frio como el que baja por las paredes. 
¿Por qué me persigue?  No me puedo parar a pensarlo; tampoco puedo preguntarme que hago aquí, es posible que este sea parte de mi camino. La última parte. Estoy en las raíces.
  ¿Podré volver hacia atrás? El camino de vuelta es más costoso, es cuesta arriba. Entonces, ¿Por qué sigo bajando?  ¿Qué busco?
El techo y el suelo están cada vez más cerca.  No les toco. Floto.  
Floto y bajo. 
Pasan a mi lado las cabezas y los cuerpos, cuando se unen desprenden una luz azul y mortecina que alumbra el pasadizo a modo de saludo. Los huesos al crujir pronuncian palabras que no entiendo, pero hablan. Hablan entre ellos, se entienden y me dejan paso.
Creo que el calor de las aguas sirve para soportar la eternidad.  El sudor es cálido.
! Que extraño, no siento el suelo, ni las paredes, ¡ni el techo! 
¡Me falla el tacto!
Un fogonazo luminoso, una cabeza se junta con un tronco, tiene gafas.
Se mantiene la luz unos instantes. 
Las conozco. Conozco esas gafas.
Quiero correr. 
Detrás las garras me sujetan. 
Se va la luz. 
Me faltan fuerzas para desprenderme de esas garras.
Ahora si noto el suelo gelatinoso.  Se me  hunde. Me hundo, pero ¿Dónde está? ¿Dónde estoy? 
Todo está oscuro, húmedo. Otra vez el dialogo de huesos.
Ahora si lo entiendo. Me dicen que vaya. Que me acerque.
Pierdo el control de mis pies. 
Miro hacia atrás, he andado demasiado camino, ya no tengo pelo, no encuentro la salida. 
Solo me queda abandonarme, seguir bajando, aunque creo que ya he llegado.

sábado, 6 de junio de 2020


Con los acordes de la Sinfonía Fantástica de Héctor Berlioz, imagino a mi amiga bailando envuelta en ese vestido de fiesta,  largo, azul, que tanto le gusta a Carlos, acercándose al espejo en el que siempre veo reflejada la imagen de su marido.
El espejo del ascensor también soporta mi cansancio.
  Once pisos. El vendedor le advirtió a modo de chanza, que eran ciento noventa y ocho escalones. Desde el octavo ya oigo la melodía.
Nunca la había sentido, ya desde el octavo piso, como una música tan inquietante.
En todos los ascensores de esta marca, los botones están situados a la derecha. Conozco su textura.  Mis dedos los recorren a diario, mientras calculo mentalmente el número de peldaños que corresponderían a cada planta.  ¿Cuánto tiempo tardaría en llegar al suelo, si me tiro desde su terraza? ¿Cinco segundos?
Es una versión  excesivamente rápida, para mi gusto, pero ella siempre nos pone la misma y el ascensor parece subir más deprisa.
Desde arriba se ve toda la ciudad. 
A Pilar le gusta jugar con los olores. En su terraza, donde es costumbre tomar un té los jueves por la tarde, se mezclan extrañas combinaciones de aromas difíciles de definir.
También disfruta enseñándome sus uñas recién pintadas del color de la sangre, sobre todo a mí, que me confunde y dice que soy Clara, la rubia que aparece constantemente fotografiada en los ojos de su marido.
Pero yo no soy Clara, ¿o sí?
El botón número once cede a la presión de mi dedo índice.
Por el cristal de la puerta del ascensor los números van cambiando. Cuatro, cinco… Voy contando los peldaños. ¿Cincuenta y dos?
La puerta del ascensor se abre y los acordes me paralizan. Pilar me sonríe. 
No oigo a nadie.  Esta soledad duele. 
Duele como el miedo. Como las fobias, como el pánico.   
Sin duda la mujer que yo veía reflejada en el espejo necesita más sesiones de psicoterapia. Pero ¿quién es la mujer del espejo? No la conozco, ¿o soy yo misma? 
ilar tiene una sonrisa extraña.
Siento la textura cálida de las alfombras.
Qué raro. No están mis amigas.
El té humea sobre la mesa, mientras el sol entra horizontal por los cristales y el tiempo se rompe en el espejo. 
¿Volverá hoy a ver en mis ojos, los ojos de su marido?  
Las sombras crecen.
¿Por qué me ha invitado solo a mí?
Baja el volumen de la música que se difumina lenta por toda la estancia, como ese aroma a yerbas raras con el que me sorprende este jueves. 
Su marido se llama Carlos, pero yo no le conozco. ¿O sí? 
¿Cómo sé que se llama Carlos?
¿Me enseñará otra vez sus uñas?  ¿Y si me ataca? 
Pese a mi agudeza olfativa no consigo determinar con certeza el tipo de té que ha preparado Pilar. ¿Cay? ¿Te turco? ¿Una variedad de té negro? 
Ni en Turquía, ni en casa de Pilar se puede rechazar el té.
El aroma… ¿una colonia de hombre? ¿De Carlos? 
Me hace sitio en el sofá. 
Es cómodo, apacible, podría utilizar más adjetivos, atribuirle más propiedades, todas confortables, pero creo que son suficientes. Siempre lo reserva para la invitada de honor y en esta ocasión me toca a mí. 
En la mesa central una taza de té para cada una. 
Frente a mí un magnifico espejo con marco de madera de nogal torneado estilo Luis XVII, desde el que siento la amenaza de unas uñas pintadas de rojo sangriento.
Sobre una mesa baja, junto al piano, un antiguo tocadiscos y una navaja cabritera de hoja larga que brilla siniestra con los últimos rayos de sol.
Paladeo el té muy despacio mientras los ojos de Carlos me sonríen desde todas las esquinas. 
¿Qué le habrá echado esta tarde Pilar al té? 
Mientras lo pienso me voy acercando peligrosamente a la barandilla de la terraza.
Como si me viera los pensamientos, oigo su voz metálica y lejana. 
No te preocupes, querida, la psilocibina se utiliza para superar los miedos. Vete con él.  Trece gotas son más que suficientes. Además, no dejan rastro. 
Ahora Carlos me mira desde abajo. Me espera, sólo son unos segundos. 
Voy a su encuentro mientras oigo a Pilar cada vez más lejos, ¿Qué haces insensata?  



    ***



-         Muchas gracias por aceptar mi invitación. Se puede usted sentar con toda tranquilidad. Como sabe mi objetivo es escribir sobre la vida de Clara Suances. ¿Me escucha? ¿Me comprende? Creo que sí. 
-         Sí.
-         Pilar, siéntese aquí, – le digo –, frente a la pantalla. Y le ayudo a ponerse un casco. 
He puesto mucho papel en la impresora que comienza a imprimir a doble cara. Yo me siento frente a otro ordenador.
¿Le molesta? Ella se acaricia el casco con las manos y la máquina deja de imprimir.
Sus ojos vuelven a la pantalla. Se ve a sí misma, como en un espejo. La máquina no deja de escribir.  Seguramente las doscientas primeras páginas no sirvan para nada
-         ¿Clara? ¿Clara Suances? Si, la ladrona, me robó a mi marido. La recuerdo, - su voz suena nítida -, los dos acabaron en el mismo sitio. Pero yo no los maté. La justicia me dio la razón.
-         ¿Cómo fue? 
Pilar entra en un profundo silencio, los recuerdos salen por la impresora.
-         ¿Podría apagar la impresora, por favor?
-         Imposible. Le explicaré la razón. Está usted ante un ordenador, ¿verdad? Ante la pantalla de un ordenador. 
-         Cierto, pero la impresora…
-         Hemos invertido el sentido de la información. Nosotros a través del teclado o el ratón le dábamos los datos al sistema, ahora, es el propio sistema el que capta la actividad de nuestro cerebro por medio de esta pantalla compuesta por una combinación de neuro receptores sensoriales, que va captando la secuencia de las neuronas estimuladas y lo traduce, de manera que interpreta y predice nuestros pensamientos en función del mapa secuencial , asi pues, aunque usted diga algo que es falso, si piensa lo contrario la máquina no  traducirá más que la verdad, y las transcribe a lenguaje binario que posteriormente es traducido a un determinado idioma, que es lo que imprime.
-         ¿Quiere decir qué?
-         Que no imprime lo que dice, sino lo que piensa. 
-         Eso es ilegal, no es ético.
-         Señora todo depende de su uso. ¿Acaso su conducta es ética? ¿es legal?
-         La sentencia fue de inocencia. Ella se suicidó.
-         Pero usted no le contó al juez nada sobre el contenido del té, de su aroma de la psilocibina, ni de las trece gotas, dosis suficiente como para matar a diez ratas.  No se preocupe, solo es para mi novela.
-         Quiero marcharme.
-         ¿Con lo interesante que está resultando el diálogo?
-         No diré nada más.
-         Da lo mismo. La máquina escribirá por usted. Además, teniendo en cuenta que  es inocente y que se trata de una novela, no es más que un diálogo inofensivo en el que usted no habla. Puede negarlo todo, porque en realidad no ha dicho nada. Imagínese “inocente”, que se corresponde con esta serie de neuronas estimuladas, “9-12-17-3-5-15-20-5” pero la impresora va a escribir esta otra: “culpable”     que es lo  que usted está pensando.  
No, no se le ocurra destruirla, eso que suena es una alarma ante los pensamientos peligrosos para el sistema. ¿Qué cómo funciona? ¿ha oído hablar alguna vez de la luz oscura? ¿de la luz líquida? ¿de la luz prohibida? Eso no es fácil de explicar. ¿sabe algo de la inteligencia cuántica? ¿de los algoritmos Intersensoriales? ¿de los bioaceleradores de partículas alfa?  Si creo que es muy difícil de explicar, mejor que descanse un poco. Vamos a tomar un café y seguimos hablando, aunque lejos de su amiga.
-         Admitido,  un café, pero lejos.
-         Hemos dado un paso más, si usted esta viendo el puente sobre el Sena, la máquina seguramente nos dé una imagen muy aproximada del caballero que usted imagina que la acompaña por la orilla del rio, estatura, complexión, color, atuendo etc., porque a la máquina no le interesan ya los sentidos por si mismos, sino la interpretación que  hace su cerebro.  
-         Eso es ciencia ficción
-         Ya no es ciencia ficción, sino ciencia presente. Está patentada y tiene un ejemplar la policía y los ordenadores  están interconectados. Además, por sus pensamientos va reconociendo a las personas. Y sabe de su ubicación en tiempo real. Pero no tiemble, querida amiga, que ahora ya la máquina no la ve.
-       ¿Qué va a tomar?
-       Una tila por favor
-       Gracias, ha salido todo muy bien. Ya tengo material para escribir una novela. Me llevará un año o más. Solo hay un pequeño detalle que no me cuadra, esta tila está mejor, sin duda, que el té que le ofreció a Clara, pero dígame, Pilar, después de la experiencia, ¿por qué sigue intentando engañarme? La máquina ha demostrado que usted no es Pilar, sino que se llama Valeria León, y que antes que a  Carlos tuvo otro marido que también asesinó. Emilio, ¿Lo recuerda? Si desde una moto, le disparó a la ventanilla del coche. De aquel evento salió también indemne. Una buena actriz sin duda.