A veces la osadía es tan atrevida como la ignorancia. Cuando hay
hambre de notoriedad, se suelen denominar aciertos a aquellos hechos, golpes de
estancia, que o son más que errores, que luego la historia se encarga de
desencantar, de corregir, olvidando a los que los impulsaron. Sus promotores
bailan, cobran, a veces no pagan, y siempre dicen “que les quiten lo bailao”. Nuestro Rey se ha ido por las presiones
recibidas que todos sabemos de donde parten y a lo que aspiran, aunque no
salgan en la letra impresa. Eso sí, decisiones arbitrarias enconos lentes,
precipitadas, llenan páginas vacías, con ríos de tinta. Mas valiera que en
lugar de tinta esos ríos llevasen agua para lavarse bien. ¿Y las casa con los
cambios, a que se las encargamos? ¿A algún amigo suyo? No pasa nada, las pagan
los de siempre, y como siempre somos los mismos los que nos lo llevamos. Seco
si, como buenos camaradas, y como siempre para dar ejemplo, sin repartir con
nadie. El ejemplo que lo de otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario