viernes, 11 de septiembre de 2020

NO AL CIERRE DEL AMBULATORIO DE ABRANTES POR J GIL HERNANDO DE SANTIAGO




Si  dices media verdad dirán que mientes dos veces  cuando digas la otra mitad.
 Esto vien a cuento de que  hace poco tiempo oí a un polÍtico, decir que habÍa que reforzar los  centros de atención primaria. Y volvió a mentir,  porque cerrarlos no es una forma de reforzarlos. Había en el ambulatorio de Abrantes catorce médicos que atendían en dos turnos,  siete en el turno de mañana y otros isete  en el turno de tarde, y los resorzaron, 2uitandolos a todos. No se cuantos pacientes se quedaron sin médico, pero eso, ¿Qué mas da, si no cuentan en las estadisticas del CovI? Necesitaremos, seguramente muchas mas concentraciones para volver a la “noormalidad”.

martes, 8 de septiembre de 2020

Me gusta, si. Me gusta que al menos moleste la palabra. por GIL HERNANDO DE SANTIAGO


Quiero que mi palabra
 no sea un adorno inútil del vacío
que las comas de mi silencio
 permitan respirar en una  uvi
que una sílaba lleve mascarilla
que un relato tenga sabor a enciclopedia
y que vuelva el médico a su consulta tan humana
en ese centro de atención primaria reforzado
He aprendido que reforzar y cerrar ya son sinónimos.
Me lo ha enseñado el mundo.
¿de qué me vale la palabra,
 si los oídos se han quedado ciegos?
¿de qué me vale la palabra,
 si no me dejan hablar
 los que se dicen escritores?
¿De que vae le un poema,
 si no abre los ojos del lector?
Me gusta, si
Me gusta que al menos
 moleste la palabr.




martes, 1 de septiembre de 2020

CARNAVAL, CARNAVAL… GIL HERNANDO DE SANTIAGO


A veces el papel en blanco de un adicto a la escritura se llena de borrones, máscaras que esconden pensamientos perdidos, mientras en el universo que le circunda - de rodear, no de circo –, proliferan las mascarillas como en un siniestro carnaval y yo me pregunto ¿Para qué sirven? Si, se la respuesta. Para protegernos, ¿Pero de quién? Esa es una réplica que espero de la sagacidad del lector, porque todo lo que se impone por ley por parte de los poderes públicos cuya misio es defender al ciudadano, debe ser gratuito.  Tal vez ese sea el negocio que se trata de ocultar, porque si algo resulta obligatorio  y se nos impone desde  la esfera de los  gobernantes,  esta imposición no debiera llevar un coste adicional, es decir, sin tapujos debería ser gratis y proporcionada  por los poderes públicos que tienen como misión proteger al pueblo, pero esto es una utopía, un  carnaval, con  su doña  Cuaresma y más ¿Acaso las mascarillas que Fabricamos en casa no  nos protegen igual o mejor que las que nos venden? ¿o es cuestión solo de sacar tajada y pagar impuestos? A pesar de estar inmerso en una sociedad laicista, anticlerical y sin valores, ¡Que Dios  nos pille confesados!