martes, 1 de septiembre de 2020

CARNAVAL, CARNAVAL… GIL HERNANDO DE SANTIAGO


A veces el papel en blanco de un adicto a la escritura se llena de borrones, máscaras que esconden pensamientos perdidos, mientras en el universo que le circunda - de rodear, no de circo –, proliferan las mascarillas como en un siniestro carnaval y yo me pregunto ¿Para qué sirven? Si, se la respuesta. Para protegernos, ¿Pero de quién? Esa es una réplica que espero de la sagacidad del lector, porque todo lo que se impone por ley por parte de los poderes públicos cuya misio es defender al ciudadano, debe ser gratuito.  Tal vez ese sea el negocio que se trata de ocultar, porque si algo resulta obligatorio  y se nos impone desde  la esfera de los  gobernantes,  esta imposición no debiera llevar un coste adicional, es decir, sin tapujos debería ser gratis y proporcionada  por los poderes públicos que tienen como misión proteger al pueblo, pero esto es una utopía, un  carnaval, con  su doña  Cuaresma y más ¿Acaso las mascarillas que Fabricamos en casa no  nos protegen igual o mejor que las que nos venden? ¿o es cuestión solo de sacar tajada y pagar impuestos? A pesar de estar inmerso en una sociedad laicista, anticlerical y sin valores, ¡Que Dios  nos pille confesados!

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