Se nos va y volvemos a escucharla,
como si todos nos fuéramos con ella.
Yo que he sentido tu voz en el Teatro, no puedo decir que te he oído cantar, pues era percibirte a través de todos los sentidos hasta quedarme inerte, yo que he perseguido sin éxito tu autógrafo, me atrevo a decir que hoy me siento un poco huérfano. Es verdad que me quedan otras voces. Pero son otras voces.
Desde
esta pantalla negra que me observa, que me permite verte y escucharte mientras
sueño letras, seguiré visitando tu voz, tu repertorio y tu recuerdo, porque no
hay viento que te lleve, a pesar de lo oscuro en que hoy te mueves Monserrat.
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