miércoles, 7 de junio de 2017

AFORTUNADA



Acostumbraba a que cada dos días, me limpiasen los zapatos. Me senté cómodamente.
- Por favor.
Vestía minifalda negra y blusa roja.
Sonreía.
Después volví con minifalda roja y blusa negra.
- Siéntese por favor
Aquel hombre sencillo que se ganaba la vida limpiando zapatos. 
Me sentí afortunada con su sonrisa, por eso pensé en volver a casa, a cambiarme de zapatos.


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