Estimado amigo.

A mí, precisamente a mí por eso encabezo la misiva con un nos. ¿Sabe lo que es, ¿verdad? Yo también. Pero me guardo las cuatro últimas cifras a para un encuentro personal, mas productivo.
A mí, precisamente a mí que conozco el dolor de esas
puertas tan cerradas. A mí que he cerrado ventanas, que he abierto puertas. A
mí que he cumplido una condena de más de treinta años, que he sufrido el placer
de la libertad, o que he gozado el dolor de una vergüenza.
A mí me pides que escriba a un desconocido. ¿Por qué, si los conozco?
Tal vez habría que empezar por el principio, por estas dos
palabras.
Estimado amigo
¿Es que acaso yo te estimo? ¿Acaso te conozco? ¿Acaso eres
mi amigo? ¿Acaso estoy de acuerdo con tus actos? ¿Acaso alguna vez te
arrepentiste de tus actos?
Tantas dudas oscurecen el sentido de estas letras.
Pero es una provocación que acepto.
Permíteme ahora que estamos todos confinados, que deje
volar a la fantasía y la imaginación sobre las rejas.
Puedo empezar por el recuento. No sé cuántos hice, a
cuantos conocí y cuantos me recuerdan. Tampoco sé cuántos desean olvidarme.
Pero eso a ti, creo que te da igual. hora que son años nuevos, en los que
algunos llevan uniformes azules de vendedores de sueños. Recuerdo que antes, el turuta tocaba la
trompeta y todos os poníais en la puerta de la celda. Pese a los saludos
cordiales y recíprocos, olía a horas perdidas, a días que no son buenos y
calendarios rotos. Ese aroma no ha cambiado. Lo llevo muy dentro. Es una
fragancia que provoca sueños de libertad.
Te provoca sueños a ti, que tienes delante los muros de un
patio de cemento, o que pisas en el patio sobre las huellas de los colegas que
te enseñaron a ser malo. Y te imaginas enamorado de una asesina rubia que canta
en el módulo de al lado, o de aquella preciosa traficante que se tiró de la
terraza de su casa para evitar la detención y ahora recita versos antes del
ultimo recuento. Y te sientes libre y te escondes Enel rincón del comedor para
seguir su vuelo. Y cuando el guardia te
despierta de ese sueño, le muestras la foto de tu hijo, que ya tiene cuatro
años y le dices que tu mujer te dejó por otro al dia siguiente de tu ingreso. Y
calla el guardia porque no puede hacer nada.
Los dos estáis cerrados pisando el mismo suelo, pero no es el mismo
encierro.
Lo siento, de mi pluma no sale hoy tinta alegre No se si
alguna vez a te has arrepentido de tus hechos. La duda me asalta, la
desconfianza me corroe, como podrían atacar a cualquier otro que no te conozca,
pero yo me he atrevido a mandarte estas letras, creo que es un paso. Créeme un
paso muy difícil.
Me gustaría recibir alguna respuesta tuyaºº+
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario