Seguro que María, mi mujer, ha escondido algunos de los libros de
psiquiatría detrás del retrato que mandó hacer para recordar
mi doctorado.
Están colocados por
materias.
No sé si en esta
situación algún libro le serviría para algo.
Gracias al impresionante
mausoleo que mis antepasados construyeron hace mucho tiempo en aquel cementerio,
ahora puedo volver a respirar.
Conozco bien este lugar.
A través de las cruces por las que entra la luz, puedo ver
que es de noche.
Mi experiencia como forense me ha ayudado a romper esta maldita caja,
para mi tan familiar.
Nunca sospeché que yo fuese a sufrir un episodio de catalepsia.
No sé qué día es hoy, ni cuanto tiempo llevo aquí.
Ahora me enfrento al menor de mis problemas, salir y
presentarme ante ella.
No me atrevo, por si le da un infarto, pero… tampoco puedo quedarme.
¿Qué voy a hacer?
Sin duda va a necesitar la ayuda de una buena psicóloga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario