Transcurrido ya el futuro, los músicos se reúnen en un buque el "Santa Cecilia", para seguir haciendo lo que siempre han hecho: componer e interpretar en su ahora al margen del tiempo.
Ya no son esclavos de Cronos, ya no precisan la lógica que marca la sucesión temporal de acontecimientos.
Enseguida abandono el proyecto original.
Resulta mucho más estimulante adentrarse en lo
sublime de la música, que perderse en un viaje virtual en medio de la tierra
prometida.
Desde
siempre me ha apasionado llegar a dirigir una gran orquesta, y emulando a
Leonard Berstein comienzo a esbozar los primeros compases de “El Buque Fantasma”, de Richard Wagner.
Senta,
acompañándome con la voz prodigiosa de Renatta Tebaldi, desde el camarote
contiguo, hace las delicias de mis oídos.
Minutos
después de zarpar me convierto en el
holandés para acompañarla en su singladura.
Todas
están aquí, algunas aún antes de llegar ya tienen su pedestal y su trono. Se han dejado fuera los relojes y la prisa.
La
tripulación del buque les dio la bienvenida a su manera.
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La
tripulación del buque les dio la bienvenida a su manera.
Todas
están aquí, algunas aún antes de llegar ya tienen su pedestal y su trono. Se han dejado fuera los relojes y la prisa.
Minutos
después de zarpar me convierto en el
holandés para acompañarla en su singladura.
Senta,
acompañándome con la voz prodigiosa de Renatta Tebaldi, desde el camarote
contiguo, hace las delicias de mis oídos.
Desde
siempre me ha apasionado llegar a dirigir una gran orquesta, y emulando a
Leonard Berstein comienzo a esbozar los primeros compases de “El Buque Fantasma”, de Richard Wagner.
Resulta mucho más estimulante adentrarse en lo
sublime de la música, que perderse en un viaje virtual en medio de la tierra
prometida.
Enseguida abandono el proyecto original.
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