Observo la transparencia del cristal
La copa que se llena,
El mostrador vacío
y las luces rutilantes
los segundos, despacio
golpean el cristal de todos los relojes
y miro el calendario
el desencanto pintado de amarillo
en el papel
los números borrosos
los cementerios llenos
Y el ciprés vestido de domingo
como un soneto viejo del poeta
me regala su sombra y su cordura
atada a la esquina de la noche
las noches se suceden
sin que apenas pase el tiempo
cristalinas y precisas
semejantes, casi iguales
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