Nunca es una más una aventura,
nunca es una más una odisea.
No es nunca una más la misma estrofa,
la misma tarde, la misma sensación,
el mismo canto…
Ni siquiera
la libertad, es la misma cada día…
La palabra
rompe el hechizo de la música,
en instantes que a veces se
aborrecen,
y vence el sentimiento
Sólo entonces el
ruido,
rechina, ahuyenta, sobra,
pero solo,
si no alcanza el umbral de lo
sublime
Libertad, es sólo un fragmento
siempre escaso
que espera a la puerta de su término,
ese cálido brindis por la luna
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