De nuevo MARIA BELÉN MATEOS GALÁN nos visita desde Zaragoza, con otro micro tal vez o tra cara de la misma moneda.
ROSA ROSAE
Atusó su cabello, lo enredó en una cinta malva y
pellizcó sus mejillas. Subió la enagua hasta la cintura, ajustando la falda a
la medida exacta de su talle. Acomodó los zapatos, desde el empeine hasta el
talón, anudando el insulso cordón que los ataba. Desabrochó el último botón de la blusa, pensó
que quizá necesitaría aire, un soplo de vida para sus pulmones. Después,
acomodó su cuerpo para ese viaje tan prolongado y se puso a rezar. Una campana
anunciaba la hora. Se enjugó el llanto
y, resignada, siguió el paso del cortejo hasta perderla en la rosada y húmeda
tierra. Todo un festín para los gusanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario